miércoles, enero 10, 2007

LA REBEQUITA.


Esta ha sido una semana extraña.
Ha pasado algo que marcará mi vida para siempre.

Murió mi abuelita Rebeca.

El lunes tempranito, tipo 5 de la mañana sonó el teléfono

(¿por qué siempre que alguien muere suena el teléfono en la madrugada?).

En el visor ví el número de mi papá...
y lo supe...
del otro lado del teléfono la voz de Toño:

se murió la abuelita.

Medio dormida sentí una gran pena, pero también un enorme alivio, por ella.

Mi abuelita nació y vivió hasta el último día de su vida en Quillota.
Tuvo un marido y ocho hijos:
Hugo
Paulina
Oscar
Manuel
Francisco
Rebeca
Antonio
y
Luis.

24 nietos y 28 bisnietos.
Era toda una matriarca.

Quedó viuda a los 44 años y nunca se volvio a casar, hasta donde supimos,
nunca tuvo otro hombre.

Vivía en un pasaje en la población Los Paltos, en la misma casa por lo menos los últimos 35 años, con su hija Paulina que siempre la cuidó, y su nieta la Daniela.

Tuvo una vida tranquila, simple,
ni tan alegre ni tan triste,
ni tan buena ni tan mala.

Tenía asma desde chica.
Tenía un tubo de oxígeno.
Era bajita y llena de crespos.
Siempre usaba vestidos y mañanitas.
Se reía fuerte, como gritando.
Cuando encontraba guapo a un hombre decía que era "un churro".
Hacía unos cuadros con lanitas de colores.
Cocinaba rico como las abuelitas una sopita de cabellos de ángel inigualable.

Siempre fue gordita, pero una vez que la operaron de la boca bajó como 20 kilos y a todas nos decía que estábamos gordas.
Era fan de Felipe Camiroaga y de Rafa Araneda, hablaba de ellos como si fueran literalmente familiares, como que los quería.

Mi abuela siempre tenía miedo de que yo viviera sola en Santiago, desde lejos, desde su tele, la veía como una ciudad del terror, llena de ladrones y peligros.

Hace un año le dió alzheimer y se convirtió en una niña.

Vivía en su mundo de hace 80 años, veía a su mamá, a sus hermanas chicas, y así viajaba en el tiempo como quien se cambia de zapatos, nos veía a nosotros guaguas, llamaba su marido, pedía que le cerraran la puerta de su pieza convencida de que era la puerta de la calle.

Y quizás lo era, para ella este año su vida empezaba y terminaba en su pieza,

llena de cristos y vírgenes,
de rosarios y santitos.

La última vez que la ví viva nos decía que éramos una banda de música y nos obligó a cantarle el cumpleaños feliz, nos pedía que nos apuráramos, que ya nos tocaba cantar, que nos arregláramos.

Un par de meses antes de morir los hermanos decidieron llevarla a un hogar, para descanso de mi tía que la cuidaba y para que la atendieran bien, con una enfermera todo el día.

En cuanto la sentaron en su nueva pieza volvió en sí, y los retó a todos!!, que como la iban a dejar ahí, que qué se creían, que eran malos hijos. Nadie entendió nada y entre gritos y llantos decidieron devolverla a su casa. En cuanto llegó a su pieza el alzehimer volvió a su lugar y la convidó a olvidar todo nuevamente.

Llegué a Quillota ayer a las 2 de la tarde, estaba nublado y había poca gente en las calles, tomé un taxi en la plaza, le dije: baje por Concepción, tome Gabriela Mistral y entre por Pudeto.

La casa estaba llena
de tíos y tías,
de primos y primas.

Entré al living y ví el átaud, de madera, con un Cristo tallado, enorme.

Me acerqué lentamente y ahí estaba ella,
bajo el vidrio
con la piel amarilla,
con la mirada escondida,
con la manito sobre su pecho,
con su rosario.


Estan raro ver muerta a la gente que uno quiere,
a la gente que uno vió siempre viva,

es extraño morir,
es lejano,
es cercano,
es triste
y es tranquilo.

Cuando ese cuerpo "descansa" dentro de una caja rectangular y lo dejamos en un cementerio en el que están los huesitos de los antepasados algo como una alegría-tristeza me invade.

Ahí dejamos a la Rebequita, llena de flores,
con su mamá Rosa,
con su amado viejo Manuel,
con su hermano Oscar,
con su nieto Paulito,
con su nieta Silvita.

Ahí quedó la abuelita,
quietita,
subterránea,
mirando a un cerro verde,
con su chaleco gris,
con la manito sobre su pecho,
apretando bien el rosario.

15 Comentarios:

Blogger Irantzu dijo...

Precioso lo que escribiste, de verdad escribes muy bien, transmites TODO.
Un personaje tu abuelita, lamento que la vayas a echar de menos, pero parece que la disfrutaste harto.
Que rico que tuvo una familia tan grande... a veces me gustaria ponerme a tener hijos solo por eso, porque mi familia es muy chica.
Mi abuela paterna y su muerte también me marcaron mucho. Siempre tengo pendiente escribir de ella, pero no me sale algo bueno, y ella se merece algo bueno.
Gracias por pasar (y leer!) mi blog... vi todos tus comentarios... :-)
((Un abrazo para la pena))
Nos leemos.

6:28 a. m.  
Blogger Boina Descalza dijo...

Me cautivaste tengo que decirlo, transmitiste absolutamente todo el sentimiento, como si quisieras compartirlo a su plenitud. Lo lograste! Siempre me sorprende tu manera de llegar al lector.
Mil besos

11:52 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Tal como tu me dijiste...
Siempre faltan personas, que se fueron por alguna extraña razón, pero ESTÁN.

Un beso enorme y un abrazo!
Parece que se fueron juntas =)

12:38 p. m.  
Blogger Fran dijo...

Pucha... me dio pena. Pero si ya estaba viejita, posiblemente fue una paz para ella.
Y sí, increíble como me sentí en Quillota como una nieta más con tu descripción.

Te dejo un beso grande

1:38 p. m.  
Blogger Gonzalo Villar Bordones dijo...

eres una nieta muy tierna.

4:39 p. m.  
Blogger Natalia Paz dijo...

Me hiciste llorar!! Eso no se hace, menos cuando uno se viene a los blogs pensando en derramar unas gotas de "alegría" y bueno...la tristeza siempre me va a invadir cuando se habla de las abuelitas, debe ser porque la ía era muy buena y murió muy joven y yo muy chica...y mi hermano no la conoció y pucha que le habría hecho bien!! Porque era una abuelita chora, diferente...me emociona hasta el alma tu relato, tanto que te incluiré en mi lista de lecturas constantes y dejaré mensajes esperando que me leas y que...bueno, seguramente no te emocionarás aún porque soy un poco cerrada en esto del blog..quizá me haga falta algo de eso, una meditación veraniega.

Besos y un gran abrazo...y mucha fuerza por supuesto, mucha mucha fuerza...
[♥]

>http://pequenaente.blogspot.com
>http://chiquillaolvidadiza.blogspot.com
>http://milindapantruca.blogspot.com

Muak!

11:20 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

palomè...querida paloma,
sabes que hace pocos meses se murió mi papá adoptado. conversábamos justamente ayer, con una amiga, del miedo a la muerte...y realmente después de la muerte de berna, me doy cuenta queya no le temo a la muerte. sé que él está aquí, lo siento cerca, y la muerte dejó de ser un tabú, una palabra ajena, pasó a ser parte de mi vida, como la luz, las mariposas, mis sueños y el respirar. da pena querer y no poder tocar su manos, oler su pelo, verlo regar la huerta como si estuviera solo en el universo...cosas tan simples y tan íntimas que uno empieza a recordar, a extrañar cuando esa persona ya no la tenemos donde la vemos...porque están, amiga, muy cerquita, muy cerquita...te quiero, te mando un abrazo, un besito, un cariño, un compartir.
sole p.

7:07 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Mi querida Paloma, muchas gracias por darnos la posibilidad de recorrer junto a ustedes ( Toño, Manuel, Pablo Andrés, tíos y primos) el camino de la Señora Rebeca, eres maravillosa escribiendo, como gozara tu abuelita desde donde este con este don que tienes.
La sentí plenamente...........ví Quillota de nuevo, las caras de todos, y ti Paloma querida, nos has maravillado nuevamente.
Besos
Mane

11:46 a. m.  
Blogger Gonzalo Villar Bordones dijo...

cómo estás ahora?

8:57 p. m.  
Blogger Tanino dijo...

las abuelas tienen ese velo que lo cubre todo, historia, secreto, un lenguaje propio, un código secreto. Mi abuela se llamaba Rebecca tambien, profesora, igual que yo. Cuando murió mi abuelo se marchito como esas flores de la cuneta que nadie ve, se extinguió en un par de meses.
Espero que en tu casa estén todos bien, con el corazón ilusionado y con un recuerdo luminoso.
ojalá puadas ir al concierto del sofá. beso grande para ti y para todo tu clan.
Tanino

3:39 p. m.  
Blogger Pame Recetas dijo...

Precioso lo que escribiste de tu abuelita. Gran madre, gran abuela, gran mujer fue la Rebequita. Mis respetos.

4:33 a. m.  
Blogger Marce Infante dijo...

Paloma!!!!
Estoy llorando mucho. Hace unos dias soñe que mi abuelita tb se iba -ni siquiera puedo mencionar la palabra ¿te das cuenta?- y desperté genuinamente mal. Y ahora me encuentro con este post tuyo que es tan lindo. Te mando un abrazo desde el centro de mi corazon.

6:42 p. m.  
Blogger Hugo dijo...

muy tuyo y muy de varios que nos ha pasado lo mismo. mi abuelita sufrio atereosclerosis y también regresó a su juventud, me confundía con el menor de sus nietos y aunque cuidarla fue durísimo para mi mamá tambien fue una suerte, un lujo y le dio paz tras su partida. Tal vez asi somos todos, somos verdaderos niños que a veces nos creemos adultos hasta que los años nos vuelven a enrostrar nuestra fragilidad, nuestros afectos y nuestros anhelos más queridos.
PD: Martín empezó con la vergüenza, pero la está viviendo con dulzura y esta ternura salva el efecto entre ustedes.(mis mejores deseos para ambos)
Hugo H

5:29 a. m.  
Blogger palomasuzarte dijo...

Hugo H.
No sé quien eres, pero me hablas como si me conocieras...
gracias!

6:03 p. m.  
Blogger Omar Pérez Santiago dijo...

Uf, Hermoso.

Pero qué raro, qué contrasentido, que uno pueda encontrar hermoso un texto sobre la muerte.

saludos muy muy cordiales...

8:47 a. m.  

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