El jardinero.
El pasto de mi casa lo corta un jardinero.
En mi barrio hay varios, son todos muy amables y caminan tranquilos con sus triciclos llenos de cortadoras.
Se sientan en la plaza a darle miguitas a las palomas y a conversar con los perros y los niños.
El que viene a mi casa, siempre anda con su señora que lo acompaña barriendo las hojitas y se sientan en el parque por hooooras a comer galletitas.
Hoy esperaba el colectivo a las 11 de la mañana y tres jardineros estaban sentados en una vereda tomando una bebida y conversando.
Mientras yo contaba los minutos apurada por llegar a mi destino, ellos miraban a dos zorzales pelear.
Los pájaros discutían por un gusano y los jardineros, cual espectadores, compartían opiniones:
Mira como se le encacha!
Dale, dale, tu llegaste primero, quítaselo!
Miiira el desgraciao´ como se lo arrebata!
Y así, llegó mi colectivo, me subí y ellos siguieron sentados viendo el espectáculo que literalmente madre natura les regalaba.
Me pareció digno de comentar en este blog por que si.
por que nos perdemos a los zorzales.
a los gorriones.
a las torcazas.
por esperar nuestros colectivos apurados
y mirar el reloj en vez de
el pasto,
un árbol,
o el cielo,
que están ahí siempre
cerquita.
y nosotros...
tan lejos.
Y de paso hago un mini homenaje a una gran catautora argentina,
María Elena Walsh, que escribió y canta (entre otras cientos de maravillosas canciones)
esta canción que me conmueve hasta los huesos.
"Canción del jardinero"
Mírenme,
soy feliz entre las hojas que cantan
cuando atraviesa el jardín el viento en monopatín.
Cuando voy a dormir cierro los ojos y sueño
con el olor de un país florecido para mi.
Yo no soy un bailarin
por que me gusta quedarme quieto en la tierra y
sentir que mis pies tienen raiz.
Una vez estudié en un libirto de yuyo cosas que solo yo sé
y que nunca olvidaré,
aprendí que una nuez es arrugada y viejita,
pero que puede ofrecer mucha, mucha, mucha miel.
Del jardín soy duende fiel,
cuando una flor esta triste la pinto con un pincel
y le toco el casacabel.
Soy guardián y doctor de una pandilla de flores que juegan al dominó
y después les da la tos.
Por aquí anda Dios con regadera de lluvia
o disfrazado de sol asomando a su balcón.
Yo no soy un gran señor, pero en mi cielo de tierra cuido el tesoro mejor:
mucho, mucho, mucho amor