Momento cursi.

Mi mejor momento cursi sucedía casia diario entre los años 92 y 94, cuando vivía en San José, Costa Rica.
El asunto era así: yo salía del colegio (Colegio Monterrey, el mas alto ejemplo en todo) y caminaba hacia mi hogar, en la mitad del camino había una cuesta y al lado de esa cuesta, un sitio vacío, lleno de mimosas. Las mimosas son las plantas mas siúticas del mundo, se cierran y se abren al mas pequeño roce, son pequeñitas, parecidas a los acacios, pero en versión mini.
Pues bien, empezaba yo a bajar esa cuesta y por algún motivo que nunca entendí justo en ese momento se ponía a llover, de esas lluvias tropicales con rayos y centellas, con mucha agua desde todos lados y duraba un par de minutos, en esos dos minutos yo me quedaba mirando a las mimosas y su espectáculo con la lluvia, caían las gotas y las plantas se abrían y se cerraban y yo pensaba en mi cursi y pequeña mente de colegiala: ¡chuata que hermosa es así la madre natura! y mientras mientras me mojaba de pies a cabeza miraba embobada y maravillada esta escena que no he vuelto a ver en ninguna parte.
Y luego la lluvia se acababa y salía un cielo así azul como brilante y unas nubes blancas como fosforescentes que solo he visto en ese lugar y ahora, mientras escribo esto, pienso que pucha como me gustaría volver a estar parada en ese lugar.